En pasados días hubo en mi colegio una celebración del mes de la Herencia Hispana con los estudiantes de la escuela media, y yo estuve como voluntaria hablando sobre mi experiencia de como llegué a Estados Unidos y de lo que significa esta celebración para mi., y unque el mes de la herencia hispana es celebrado únicamente en este país, en los 13 años que llevo aquí, nunca me he sentido celebrada.
Por el contrario, me aterra pensar en esto, porque a veces veo como algunos caen en los estereotipos y creen que decorar el salón con papel picado y sombreros es suficiente para celebrar a los hispanos.
Ese día, les dije a los estudiantes de la escuela media, que no solo debemos celebrar a nuestros hispanos, sino celebrar cada cultura, cada país, cada experiencia de vida. Estados Unidos es un país lleno de estos elementos y debemos enseñarle a nuestros estudiantes que tienen un privilegio que pocas personas tienen, y es el poder vivir en medio de la diversidad.
No celebremos con piñatas, papel picado, canciones típicas latinoamericanas que los estudiantes ni pueden entender, celebremos dando gracias a los millones de hispanos que venimos a trabajar, celebremos que somos afortunados de poder compartir y de tener experiencias únicas e irrepetibles.
Pensemos que la diversidad es un privilegio que pocos tienen, y que en este país abunda. Sintámonos agradecidos de poder tener de donde elegir cuando queremos comer algo típico de un país, escuchar su música; sintámonos agradecidos por poder asistir a diferentes festivales culturales, artísticos. Somos privilegiados por tener a nuestro alcance experiencias de vida de otras culturas y de personas allegadas a nosotros como compañeros de trabajo, amigos, conocidos, entre otros.
Al siguiente día, después de haber hablado en mi colegio, estaba contándole a mi mamá sobre la charla con los estudiantes y me pregunto: ¿nos tomamos un tinto? así que nos sentamos a charlar y a tomarnos el tintico. Ese día mi madre me hizo recordar la palabra tinto (café negro) que hace tanto tiempo no utilizaba ya que es un modismo colombiano usado en algunas regiones del país, específicamente en las regiones cafeteras como Manizales, Pereira y Armenia y entonces se me ocurrió hacer una unidad para celebrar a todos aquellos cafeteros colombianos.
Yo soy originaria de Manizales, una ciudad que cuenta con medio millón de habitantes aproximadamente y donde hay maravillosas tierras y fincas cafeteras. Mi familia paterna es cafetera desde su niñez, y tienen fincas donde crecen y procesan el café.
Vivir en la zona cafetera para mi es un privilegio porque tenemos un clima exquisito y contamos con una vista maravillosa, llena de montañas, fincas y con un sabroso olor a café fresco cada mañana. Colombia es el tercer país productor de café en el mundo. Además de ser un producto de exportación, el café genera ingresos económicos a millones de familias que lo trabajan y a pequeños propietarios que lo venden.
Como el café siempre ha sido parte de mi identidad, escribí una historia con un personaje llamado Juan Valdez, quien más que un personaje, es la marca que identifica al café de Colombia y que representa la dedicación de los cafeteros colombianos y sus familias quienes dedican su vida a este cultivo.
Juan Valdez es un personaje acompañado de su mula Conchita, y que ha sido llevado a varios países del mundo. Su imagen representa al típico cafetero colombiano con una vestimenta tradicional que se caracteriza por el carriel, poncho, alpargatas y una camisa azul, que son elementos del clásico arriero antioqueño.
Esta historia cuenta con palabras de uso frecuente y es fácil de comprender, además es una forma de celebrar el mes de la herencia hispana con un personaje que representa el empuje y la gente trabajadora de Colombia. Si te interesa la historia haz click en la foto para acceder a ella.
Profe Valentina
“Nunca dejes de aprender”
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